viernes, 11 de enero de 2019

MEDIACIÓN DIGITAL Y CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DEL CONOCIMIENTO


MEDIACIÓN DIGITAL Y CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DEL CONOCIMIENTO

David López Cosano
Escenarios Virtuales para la Participación
Actividad 2

Internet es un ecosistema en el que la gente hace lo mismo que en el mundo físico, pero sin cuerpo. De hecho, esta diferencia, la de “sin cuerpo”, propicia que muchos aprovechen para potenciar aspecto que en el mundo físico no pueden o no se atreven y, por ello, para cientos de miles de personas la red y su idiosincrasia resulta tremendamente adictiva. En este ecosistema digital han ido surgiendo numerosas maneras de socialización alimentadas por el deseo de relación del ser humano que no siguen un patrón único, por lo que todo el mundo tiene cabida. Cualquiera con un dispositivo capaz de conectarse a internet puede acceder a foros de discusión, correo electrónico, chats, videoconferencias e incluso plataformas en las que elegir su identidad, lo cual puede comportar ciertos riesgos para uno mismo y para los demás.
Los CMC han cambiado las vidas de muchos de nosotros, los usuarios, en diferentes planos: ha implementado un nuevo vocabulario sin el cual desenvolverse en las sociedades modernas resulta casi imposible; ha creado nuevas necesidades a partir de formas de experimentar la realidad imposibles de imaginar unos años atrás; o bien han producido un sentimiento de unión entre personas que han tenido que cambiar sus rutas y objetivos en pos de la búsqueda de bienes colectivos, imposibles de adquirir sin colaboración.

Es en este punto donde las comunidades virtuales se han convertido en el eje social a partir del cual la gente planifica sus días, horas y minutos. Éstas se definen como conjuntos sociales que nacen en Internet cuando hay una cantidad de gente suficiente que lleva esas discusiones públicas durante un tiempo suficiente y con suficientes sentimientos humanos para formar redes de relaciones personales en el ciberespacio (Rheingold, 1998). Sus objetivos son: el intercambio de información para obtener respuestas; expresar emociones, empatizar o ofrecer apoyo; socializar e interactuar con el prójimo (la red posibilita que “cualquiera” pueda ser el prójimo) y; debatir. Las comunidades virtuales permiten al individuo que se sumerge en la cibercultura formar parte de la construcción  colaborativa de un pensamiento colectivo.

Por otra parte, bien en el plano físico o bien en el digital, se hace necesario mencionar otro tipo de comunidades cuyo fin es también el desarrollo del conocimiento: las comunidades de práctica. En ellas el conocimiento sobre una materia en concreto se lleva a cabo mediante reflexiones y experiencias prácticas compartidas. Los miembros implicados comparten una identidad común (el dominio o campo de interés compartido) y sus relaciones son significativas en la medida que participan de rituales comunes en un mismo tiempo social. En el proceso de participación y construcción de los aprendizajes, los objetivos los establece el grupo. Estos aprendizajes característicos de las comunidades de práctica se dan en dos direcciones: en la primera, el aprendizaje puede cambiar los conocimientos de los participantes; en la segunda, las comunidades se enriquecen de las aportaciones de sus miembros.

Pero, a diferencia de lo que se pueda pensar, existe una diferenciación de roles que hace que la comunidad extista y se mantenga. Para ello, la figura del moderados es imprescindible, ya que se encarga de dinamizar el grupo mediante la planificación e identificación de temas de interés, la facilitación de actividades y la potenciación del desarrollo de los miembros dentro de la comunidad. De forma complementaria: el núcleo de la comunidad participa activamente haciendo que el conocimiento se desarrolle; los miembros activos participan ocasionalmente y; los participantes externos y miembros periféricos aprovechan las interacciones y el conocimiento construido de un dominio en el que tienen cierto interés.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación posibilitan la superación de las barreras geográficas y temporales que impone el mundo físico, de forma que la comunicación se pueda dar de forma síncrona o asíncrona, dotando de mayor flexibilidad y accesibilidad a la comunidad.


Dice Jenkins (2015) que “tenemos que trascender el papel de consumidores”, tenemos que luchar contra lo establecido para tener la capacidad de producir libremente. Tender puentes para que exista una participación más equitativa en la que todo el mundo tenga voz.
Quizás mediante otras maneras de participación en las que las relaciones de poder queden olvidadas y el reto sea servir a las necesidades de los ciudadanos, esta utopía sea posible.

En los últimos años, el activismo de base ha tomado las herramientas que el ciberespacio pone a nuestro alcance para atraer a la gente al discurso que se quiere promover, dotándolo de mayor visibilidad. Estos movimientos de base o grassroots emplean la acción colectiva a niveles locales para producir cambios a nivel local, nacional o global. Ahora bien, la equidad que proporciona a estos movimientos que su organización sea horizontal, también hace que sean menos efectivos y sólidos por esta misma falta de jerarquía que los caracteriza. Además, se ha de estar bien seguro del origen del que provienen estos movimientos, pues algunas organizaciones y corporaciones ajenas a la tarea social están llevando a cabo sus proyectos bajo el disfraz de movimientos de base. Estas estrategias reciben el nombre de astroturfing.

Otra de las formas de construcción de conocimiento de manera poco formal es el croundsourcing y consiste en organizaciones y empresas que externalizan una tarea, tradicionalmente realizada por empleados y contratistas, dejándolas a cargo de una comunidad o grupo de personas “aptas” para realizar dicha tarea a través de una convocatoria abierta. Este recurso por una parte pone de manifiesto que las diferencias entre profesionales y amateurs pueden ser inexistentes gracias al fácil acceso a la información en internet y, por otra, aprovecha los mecanismos de participación generados a raíz de la web 2.0.
Tiene una serie de beneficios como el abaratamiento de costes, la explotación de un amplio rango de talento, la obtención de los deseos del cliente o el estrechamiento de lazos entre la comunidad y la organización.
Pero, al igual que los gasroots, su corrupción es más que posible, sobretodo en el plano ético. Esto se debe principalmente a la falta de formalización la captación de “trabajadores”, pues no existe ningún contrato de por medio, lo que puede llevar a estafas y engaños, como impagos o salarios muy por debajo del mercado. De la misma forma puede ser la empresa la parte perjudicada, ya que la falta de lazos puede hacer que el trabajador se desvincule de la tarea o que la realice de forma malintencionada.


Si la realidad física entraña dificultades y confusiones, el mundo virtual no iba a estar libre de perversión, por lo que se requiere por parte del usuario activo en el ciberespacio un conocimiento en el uso y los procedimientos de internet suficiente como para tener una idea formada de la realidad que le rodea y así poder actuar de manera consciente en un mundo que tiene, al menos, tantas sombras como luces.




Bibliografía y webgrafía:
- Collective wisdom. (n.d.). In Wikipedia. Retrieved from, https://en.wikipedia.org/wiki/Collective_wisdom

- Comunidades de práctica. (n.d.). In Wikipedia. Retrieved from, http://es.wikipedia.org/wiki/Comunidades_de_pr%C3%A1ctica

- Crowdsourcing. (n.d.). In Wikipedia. Retrieved from, https://es.wikipedia.org/wiki/Crowdsourcing

- Domínguez, D., & Álvarez, J.F. (2012). Social Networks and University Spaces. Knowledge and Open Innovation in the Ibero-American Knowledge Space. RUSC, Universities and Knowledge Society Journal, 9(1), 245–257. https://doi.org/10.7238/rusc.v9i1.1100

- Grassroots. (n.d.). In Wikipedia. Retrieved from, https://en.wikipedia.org/wiki/Grassroots

- Jenkins, H., Ito, M., & boyd, d. (2015). Participatory Culture in a Networked Era: A Conversation on Youth, Learning, Commerce, and Politics. NY: Polity Press. [Video 1, https://vimeo.com/144753686; video 2, https://vimeo.com/144928615]

- Rheingold, H. (1998). Introduction [The Virtual Community]. Retrieved fromhttp://www.rheingold.com/vc/book/intro.html

- Sanz, S. (2005). Comunidades de práctica virtuales: acceso y uso de contenidos. RUSC, Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento, 2(2), 26–35. Retrieved from http://dx.doi.org/10.7238/rusc.v2i2.259

- Sunstein, Cass R. (2006). Infotopia: How Many Minds Produce Knowledge. Oxford: Oxford University Press. [Abstract, https://ssrn.com/abstract=924249; vídeo, https://www.cspan.org/video/?194310-1/infotopia-minds-produce-knowledge]


- Sunstein, Cass R., 'She Said What?' 'He Did That?' Believing False Rumors (November 21, 2008). Harvard Public Law Working Paper No. 08-56. Available at SSRN: http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.1304268 

- Wenger, E. (2013, October 9). Introducción a las comunidades de práctica: teoría y aplicaciones [Video]. Retrieved fromhttps://youtu.be/e2mt4ClU1Zw 


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